Juegos de mi infancia

viernes, 27 de agosto de 2010

¡Qué pasó con el capú no te baje, la aullamita, el topao, el angel, matarilerileron, el escondido, banquito, la esquinita!

Se han puesto ustedes a pensar que es lo que ha pasado con aquellos juegos tradicionales que sirvieron de mucha recreacion en nuestra infancia. Como olvidar el juego de la botellita, uuh que delicia, y el capú no te bajes ni decir, diablos que pique cuando a uno le quitaban lo que llevaba en la mano, y era que te daban tremendo fuetazo por la mano que lo unico que le quedaba a uno era mirar como caía al piso lo que tu llevabas en mano. Lo grande del caso era que tu no te podia bajar a recoger lo que te habian arrancando porque tenia que respetar la regla del juego. Un juego que me gustaba a mi era la aullamita, para los que no saben en que consitia el juego la aullamita aqui le explico: el en el juego de la aullamita varios ninos se sentaban en la cera de una casa de campo, luego aparecía un niño con un palo de escoba entre las piernas simulando que este fuera un caballo, y decia: que dice mamá que le mande una aullamita y los niños respondia diciendo dile que coja la mas chiquita, entonces el niño del caballo, es decir el que acababa de llegar con el palo de escoba entre sus piernas comenzaba a golpiar ligerament en la cabeza a los niños que estaban sentado, osea atentando la aullama para coger una que aunque sea chiquita este bien llena para luego llevarsela, y asi se hacia sucesivamente hasta que terminaba de llevarse a todos niños.

Otro juego divertido era El Escondido, me facinaba este. Pero como olvidar el Matarilerilerileron, La Gallinita Ciega y el  Topao. Pero de todos estos juegos el que más me gustaba era el que decia: se me perdio un lapiz. Que lapiz? Lapicero, que cero? el amor que yo mas quiero... Y de inmediato iba uno y le daba un beso a quien mas le gustaba. Jugar esos juegos es lo que se llama vivir a plenitud tu infancia, y es por eso que me pregunto: que se hicieron los trompos de madera, recuerdo que todos los varones esperabamos anciosamente la tarde para Tirar Puya. Un juego que tenemos que llorar es El Trúcamelo y uno que tenemos que olvidar es el odioso Se Da.

Un juego que yo jugue mucho en la escuela fue la Esquinita y que dicho sea de paso lo jugaba dentro de un pequeno jardin que estaba cercado en la escuela y que formaba cuatro esquina. Una esquinita... A la otra esquinita. Quien no se acuerda de eso. Como tampoco no podemos olvidar el juego del Camello, quien no jugo esa baina. Sin lugar a dudas, los niños de hace unos  20 años atras si tenían infancia y se vivía en un ambiente sano. Donde está esa infancia que los niños tenian? porque parece que los juegos electronicos se la han quitado. Recuerdo que las personas mayores nos contaban muchos cuentos por cierto muy divertidos, aunque hay que reconocer que algunos eran muy fuerte, tan fuerte que se ponian al rojo vivo. Nos hacían cuentos de muerto, bacá y de demonio por la noche por lo que casi uno no podia dormir pensando en esos relatos.

Un juego que no se puede quedar es el Veo-Veo. Qué ves? una cosita. Con qué palabrita?... Y había un juego que era un poco curioso que se llamaba: Banquito. Este consistía en que si a ti te preguntaba  de quien es lo que tu llevas en la mano, tu nopodia decir que era tuyo, sino mas bien de banquito porque de decir que era tuyo automaticamente perdia lo que llevaba en la mano. Pero son tantos juegos que si me pongo a describir cada uno de ello no tengo cuando acabar de escribir.

Estando la habitación cerrada, llega alguien  y toca, al mismo tiempo que toca la puerta grita: tun...tun. Quien esta adentro responde: quien es? El que toca dice: el angel. Quien esta adentro pregunta: que quieres? El angel dice: cinta. De adentro responden: de que colores? Este juego se jugó mucho en mi infancia y el nombre que se le dio fue: El Angel.

Yo no puedo concluir este artículo sin mencionar un jego que se hizo muy famoso en Orégano Chiquito, les hablo del Cero Mata Cero quien alguna vez en su vida no jugó o vio jugar este divertidísimo juego. Y ni hablar del juego llamado La Tingolita, en este juego lo que se hacía era que venía alguien y te decía: ¡Ay, mira un pajarito ahí arriba! Y cuando tu levantabas la cabeza para mirar al supuesto pajarito venía tal persona y te daba y ligero golpesito en la garganta con los dedos.

Otro juego:  venía una persona te agarraba el brazo derecho y de decía: cuando yo te mande a comprar carne no me la compre ni de ahí (de la muñeca de la mano), ni de ahí ( de la conyuntura del brazo), ni de ahí (biseps), y cuando te gritaban fuerte: ¡solo de ahí! se dirigía rapidamente a los sobacos y te hacía muchas cosquilla que te provocaban una una risa desenfrenada.

Es que son tantos juegos, que de seguro se me quedaran muchos, pero yo no voy a permitir que se me quede el juego de Papá y Mamá.

Recuerdo cuando nosotros recogíamos los pedazos de los platos rotos y los guardábamos para jugar, a esto pedazos de plato roto le llambamos Chuecho. Para jugar se hacía un círculo en la tierra con una pequeña piedra filosa y dentro de este circulo colocabamos los Chuechos, digo los pedazos de plato roto, luego se trazaba una raya en la tierra a una distancia prudente, y de esta raya cada quien con una piedra aplanada en la mano esperaba su turno para ver si podía sacar algun pedazo de plato roto. En este mismo juego también se usaban tapita de refresco o gomitas y muchas veces dinero en vez de plato roto.

Pero las cosas no para ahí, quien no jugo El que Apara Batea, la Placa y uno muy divertido que consistian en ponerte regularmente una hoja seca sin tu darte cuenta encima de la cabeza y te decian: caballito valiente le onen la carga y no se la siente. Pero habian unos juegos que eran  de muy mal gusto por ejemplo: esperar que una persona se fuera a sentar y quitar la silla rapidamente sin que éste se de cuenta.

Recuerdo que en una ocasión, por cierto siendo yo muy niño alla en mi querido Oregano Chiquito, unas de mis primas fue buscar la comida para las mujeres que estaban en el velorio de mi abuelo. Inmediatamente ella entra a mi casa yo busca una soguita que acababa de hacer con hilo de saco y la arme una trampa en la puerta, tal como un cazador para atrapar sus presas. Pasaron uno, dos y 20 minutos y mi prima no sale de la casa con la comida. Pero nada, como dice e viejo dicho: el que persevera triunfa. De repente escucho unos pasos, yo estoy escondido detrás de la puerta y saco la cabeza lantamente para ver quien se asoma, vaya que sorpresa me di, era mi prima y venia con una bandeja bien grande repleta de comida, inmediatemente mi cerebro inmaduro me dijo: ahora o nunca. Yo ya tengo la soguita en la mano esperando el momento oportuno para atacar y metiendo ella el primer pie en la trampa que le habia armado hale fuertemente y mi prima a la velocidad de un tornado cayo al piso rendonda como una guanaban junta con los platos. Esta anecdota la recuerdo no por la travesura que hice sino por el castigo que mis padres me pusieron ya que me dejaron por seis horas en medio del sol encima de un guayo y con dos piedras en la cabeza.

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